La noción de poder par Foucault no es un elemento que se
adquiera, el poder se ejerce en relaciones no igualitarias. Está presente en
todos los ámbitos de las sociedades, no hay zonas sin poder. El poder tiene una
capacidad gigantesca. En este sentido, se sostiene que toda la sociedad es un
complejo de relaciones de poder.
“[…] el poder está en todas partes; no es que lo englobe
todo, sino que viene de todas partes [...] El poder no es una institución, y no
es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían dotados: es
el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad
dada.”17
La concepción de poder de Foucault va desde abajo hacia
arriba y en todas las dirección, pues no existe una estructura general que
permita dar cuenta de todas las relaciones de poder que existen. Lo que ocurre
son fuerzas que se conjugan en una determinada sociedad que deben ser
analizadas. Por ello, el objetivo del filósofo francés es:
“[…] asirlo en sus formas e instituciones más regionales,
más locales, sobre todo allí donde, saltando por encima de las reglas de
derecho que lo organizan y lo delimitan, se extiende más allá de ellas, se
inviste en instituciones, adopta la forma de técnicas y promociona instrumentos
de intervención material.”18
Foucault sostiene que las relaciones de poder son inherentes
a otras formas de relacionarse como son por razones económicas, políticas,
religiosas, etc. Este tipo de relaciones son el efecto de las asimetrías entre
los sujetos en todas las rejillas de la sociedad. Este tipo de poder propuesto
por Foucault siempre está asociado a una relación dual, en donde uno ejerce
poder sobre otro, por ejemplo, el cura con el confesado, el maestro con el
estudiante, el policía con el delincuente. Por ende, la noción de poder de
Foucault no es la del Estado soberano que ejerce sobre el pueblo es más bien
“[…] más bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese poder se
incardina”.19.
En este sentido, Foucault nos propone entender que los
cimientos del poder son interesados y lo son pues su naturaleza así lo exige.
Él distingue entre poder y mecanismos de poder –o de control– lo que puede
comprender como verdad y efecto de verdad. Asistimos a una exégesis sobre el
poder en todos sus planos y en especial en lo psicológico y simbólico del
mismo. De lo que nunca puede el hombre escapar es del poder y su vástago, nos
dirá Foucault.
En definitiva, el poder no es detentado por una clase y ha
de concebirse como un conjunto de maniobras, tácticas o técnicas que componen
su estrategia, el poder atraviesa las instituciones y los aparatos estatales,
pero su multiplicidad no se agota en éstos, ya que recorre todo el cuerpo
social. Foucault sugiere un modelo relacional de comprensión del poder,
materializado en un campo de fuerzas sin finalidad identificable.
Para Foucault "es preciso dejar de describir siempre
los efectos del poder en términos negativos: ‘excluye’, ‘reprime’, ‘rehúsa’,
‘abstrae’, ‘encubre’, ‘oculta’, ‘censura’. En efecto, el poder produce, produce
lo real, produce campos de objetos y rituales de verdad…".20
Según Foucault el poder produce. Es, pues, una técnica.
Ahora bien, ¿cómo produce el poder? El poder es el ejercicio del poder. Es
decir, una multiplicidad de dispositivos, organismos, artificios, funciones,
tácticas, mecanismos.
De este modo tenemos que el discurso de Foucault sobre el
poder es fiel reflejo de su noción a-política del poder pero que sí tiene -al
final de su recorrido- una repercusión política en lo social (no podría no
tenerlo), pues en Foucault el poder se genera, como se ha visto, desde la
relación social como una genealogía y como topografía pues cada espacio, cada
ámbito de lo social está determinado por el poder en sus más invisibles fibrosidades.
De ahí que el microscopio foucaultiano penetre, atisbe, irrumpa con inusitada
fuerza sobre esta noción, y de la que sólo tenemos noticia a través del acto
político
El poder sería poder de Estado, estaría localizado en el
aparato de Estado, hasta el extremo de que incluso los poderes “privados” sólo
tendrían una aparente dispersión y seguirían siendo aparatos de Estado
especiales.
Así para Foucault, y como lo hace ver Deleuze, el poder
sería el poder no es tanto una propiedad como una estrategia, y sus efectos no
son atribuibles a una apropiación, sino a disposiciones, maniobras, tácticas,
técnicas, funcionamientos; se ejerce más que se posee no es el privilegio
adquirido o conservado de la clase dominante, sino el efecto de conjunto de sus
posiciones estratégicas. Por supuesto, este nuevo funcionalismo, este análisis
funcional no niega la existencia de las clases y de sus luchas, sino que
construye una 'entidad' completamente distinta, con otros métodos que aquellos
a los que la historia tradicional, incluso la marxista, nos tenía
acostumbrados: “innumerables puntos de enfrentamiento, núcleos de inestabilidad
cada uno de los cuales implica riesgos de conflicto, de luchas, y de relaciones
de fuerza”. En resumen, el poder carece de homogeneidad, pero se define por las
singularidades, los puntos singulares por los que pasa. Foucault muestra, por
el contrario, que el estado aparece como un efecto de conjunto o una resultante
de una multiplicidad de engranajes y de núcleos que se sitúan a un nivel completamente
distinto, y que constituyen de por sí una “microfisíca de poder”.
Precisamente porque es un tipo de poder, una tecnología, que
atraviesa todo tipo de aparatos y de instituciones a fin de unirlos,
prolongarlos, hacer que converjan, hacer que se manifiesten de una nueva
manera. Véanse si no unas piezas o engranajes particulares, la policía y la
prisión, tan características del aparato del Estado: “Si la policía como
institución ha sido claramente organizada bajo la forma de un aparato de
Estado, si ha sido incorporada al centro de la soberanía política, el tipo de
poder que ejerce, los mecanismos que emplea y los elementos a los que los
aplica son específicos”, se encargan de introducir la disciplina en el detalle
efímero de un campo social, poniendo así de manifiesto una amplia independencia
con relación al aparato judicial e incluso político. Con mayor motivo, la
prisión no tiene su origen en las “estructuras jurídico políticas de una
sociedad”: es todo un error hacerla depender de una evolución del derecho,
aunque sea el derecho penal. En tanto que gestiona el castigo, la prisión
también dispone de una autonomía que le es necesaria, pone a su vez de
manifiesto un “suplemento disciplinario” que excede un aparato de Estado,
incluso cuando es utilizado por él. En resumen, el funcionamiento de Foucault
se corresponde con una topología moderna que ya no asigna un lugar privilegiado
como origen de poder, que ya no puede aceptar una localización puntual. Se
señalará que “local” tiene dos sentidos muy diferentes: el poder es local
puesto que nunca es global, pero no es local o localizable puesto que es
difuso.
muy esclarecedor tu resumen, gracias
ResponderEliminarExcelente resumen. Gracias.
ResponderEliminarHola ,necesito que alguien me explique con sus palabras este resumen!!!, por favor
ResponderEliminarmucho texto
ResponderEliminarMaravilloso texto
ResponderEliminarmucho texto pa
ResponderEliminarEste documento es una excelente introducción a la lógica foucaultiana. Hoy este concepto, lo utilizo para pensar el ejercicio del poder en el discurso nacional populista y su alianza con el narco tráfico. Gracias Dra Luz de Pascoe
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